viernes, 22 de octubre de 2010

El lado oscuro de la ignorancia

En un corto espacio de tiempo he vivido y presenciado dos situaciones que han alterado mi tranquilidad y me han hecho reflexionar.
La primera: una bucólica tarde soleada Sergio y yo, sentados junto al estanque del Parque de El Retiro, vimos fenecer a un inocente pato por la pedrada de unos salvajes.
La segunda: un bobalicón perturbado me amenazó de muerte.
Es curiosa la humillante cobardía de la que hacen gala aquellos mismos que emplean y abusan de la violencia con total impunidad. El miedo es el sentimiento más poderoso que existe, por encima de otros pesos pesados como el amor o la codicia, pues es capaz de anular completamente la personalidad y la voluntad de una persona, de rebajarle a la más absoluta insignificancia e invalidez. Por ello, en esos días en los que mi psiquis se halla especialmente malévolo, me conformaría  con vislumbrar en la mirada de esos desalmados una ínfima parte del terror que consiguen infundir a menudo en los que los rodean.

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